He tenido la suerte, la
oportunidad y, quizás, el acierto, de poder compaginar mi vida profesional en
dos periódicos distintos, con sus complicados horarios, con mis anhelos
personales de ser madre. Sí. He parido tres hijos en la plenitud de mi carrera
profesional, hijos que hoy son ya hombres y mujeres y a los que no hemos tenido
ni su padre ni yo que enseñarles lo que es la igualdad, el amor a una profesión
y los deseos por tener una vida propia, autónoma a la de la familia. Esta profesión
es también mi pasión y me ha permitido conocer a personas muy interesantes a
uno y otro lado del lado oscuro. Porque también he aprendido a valorar a
quienes trabajan en los gabinetes institucionales, denostados muchas veces por
quienes no comprenden su trabajo. Se lo digo a mis alumnos porque creo en ello
firmemente: los periodistas somos necesarios en muchos más sitios de los que
estamos ahora: empresas, entidades e instituciones. Porque el Periodismo no son
las redes sociales. Es una profesión que exige preparación, esfuerzo y
disciplina porque es la garantía de la libertad.